jueves, 28 de febrero de 2013

IPC e inflación: engaño y estafa



EL IPC, Índice de Precios al Consumo,  es una palabra que se usa mucho por parte de la casta política y que, hasta cierto punto, está relacionada con la inflación.

El IPC nos muestra si la vida está cara o barata, es decir, nos indica cuánto nos cuestan aquellos productos básicos que son necesarios para vivir.  Este índice, como es lógico, varía con las circunstancias y con el tiempo, ya que dichos productos no valen siempre lo mismo. Cuando éstos suben de precio, es cuando se habla de inflación, y cuando son más baratos hablamos de “deflación”. Es decir, si por ejemplo el IPC aumenta un 3 % en un año, se dice que ha habido una inflación de ese porcentaje. Pero si baja un 3 %, nos dicen que ha habido una deflación. En teoría, el IPC es el que nos indica lo que valen las cosas, y la inflación indica cuando el IPC aumenta.

Pero en la práctica esto no es así porque la casta política de turno nos engaña.  Y nos engaña porque la fórmula que emplean para calcular dicho IPC la cambian según sus intereses. Así, si por ejemplo suben las patatas, las sacan del cálculo. Pero si bajan el bogavante, las quisquillas o el  queso de leche del alce sueco, entonces se incluyen.

Por otra parte, la vivienda, ya sea cara o barata, también se excluye, aunque sea el elemento más básico. 

Conclusión: el porcentaje del IPC que nos dicen, es falso. Y si este porcentaje es el que se tiene en cuenta para calcular las pensiones,  entonces el engaño y la estafa ya no tienen nombre.



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